Friday, September 14, 2007

La vida propia de las cobijas

The following is a short story that I wrote for my Spanish class about my bed. I’ve also added a couple pictures from my house and bedroom so you have some visual imagery to accompany the narrative.


Después de una semana de estar en Ecuador, yo en realidad estoy muy feliz; no obstante, hay un suceso que me sigue confundiendo: el uso de las cobijas y las sábanas en la cama. De donde vengo yo, especialmente en el verano, no hace frío de noche. Por lo tanto, me he acostumbrado a dormir con solamente una cobija. O si estuviéramos en el invierno, me dormiría con dos cobijas no más.

Aquí en Ecuador las primeras dos noches me dormí con tres cobijas y una sábana y estas dos noches me acosté y me levanté con frío. ¡Achachay! Por eso, le pedí a Sonia otra cobija. Ya no tengo frío durante la noche pero me está confundiendo el movimiento de las cobijas durante la noche. Lo más raro, todavía, es que la única que se mueve es la que está debajo, o sea la que está directamente encima de mi cuerpo.

Empezó con la sábana hace unas cuatro noches. Me sentía feliz de no tener frío. Me di cuenta, sin embargo, al momento de despertarme, de que había un exceso de sábana subida que ni llegaba a mis pies. Lo tomé como raro pero no hice caso.

La noche siguiente me levanté y la sábana había subido durante la noche hasta más de la cintura. Eso para mi era una molestia; sin embargo, la solución fácil que yo tenía era nada más sacar la sábana de la cama. Como dije antes, no duermo con sábana en los Estados Unidos.
Quiero que te fijes bien ahora en cómo sucede el movimiento de las cobijas: las demás no cambian de posición, solo la más baja.
Bueno, me acosté anteanoche sin sábana pero con cuatro cobijas que eran suficientes para no tener mucho frío. Al levantarme ayer supongo que puedes adivinar lo que me había ocurrido: La cobija de arriba, y las dos de debajo de ella, no se había traslado mientras que la de abajo hasta las rodillas. ¿Por qué me sigue pasando esto? ¡No lo entiendo!
Frustrado, tomé una acción drástica: Yo quité las cuatro cobijas de la cama y empecé de nuevo a ponerlas en orden para que todas llegaran al mismo nivel de las almohadas.
Pensando que ya había conquistado mi problema, me acosté anoche tranquilamente. ¿Y sabes lo que me pasó? ¡La cobija de abajo subió otra vez! Incluso subió más de lo que se había subido la noche anterior: hasta la cintura.

ж ж ж

Este cuento lo vivo en este momento y aún no lo puedo terminar de manera escrita porque no sé cómo voy a solucionar esta extraña secuencia de sucesos. Lo único que puedo decir es que tendré que evaluar la situación cada noche y cada mañana para asegurar que las cobijas se mantengan en orden. Ojalá decidan calmarse.

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